Y Orquídea

Aparecían bellas pinceladas del astro rey, algunas franjas anaranjadas y rojizas en el horizonte, un viento tenue acariciador que hacia mover ligeramente el plumaje de un gavilán joven que con la agudeza propia de su vista, vigilaba las praderas que a su alcance tenía hacia el norte, hacia el sur; todo el valle al alcance de sus agudos ojos; de momento movió el blanco plumaje de su testa, completamente blanco, en contraste del resto de su erguida anatomía, cosa que le daba un aspecto majestuoso.

Calmado pero muy atento, Rex el gavilán escudriñaba el espacio que abarca su mirada, de repente un ágil movimiento de su cuello lo hace voltear hacia el sureste de la campiña mirando algo increíble, un enorme canario que volaba sin mover las alas, se veía guiado por una línea muy larga y no se veía el final. Se deja caer sobre lo que creía un intruso, volaba a la velocidad de un rayo, como a cuarenta metros al final de la guía, su ágil mirada se posa sobre una damita de rubia cabellera, ojos intensamente azules, con asustado aspecto por la inminente agresión; pero Rex detuvo su vuelo en forma grotesca y escandalosa, provocando una caía y volteretas en los pastizales; Rex se engañó, era un papalote, después del susto de la joven.

Rex erguido extiende sus alas, haciendo unos movimientos que nunca se han podido interpretar, levanta su vuelo y asciende a las altas cumbres de la región. A partir de ese día, Rex aparece en cada cumpleaños de Orquídea, la primera visita causó miedo; pero como se paró en el árbol más alto del jardín sin hacer movimiento alguno, se convirtió en parte de la decoración, siendo así año tras año.

Cuando Orquídea cumplió veinte años, se casaría con un joven ingeniero de la región, realizaron la ceremonia en la iglesia del Sagrado Corazón y en el momento de lanzar la novia su ramo hacia sus invitadas y estando en el aire, Rex bajo intempestivamente y en un movimiento violento apresó el ramo con sus garras, perdiéndose en las alturas, jamás se supo más del Gavilán Rex.

En el periodo de vacaciones, unos excursionistas bajaron a visitar a Orquídea llevándole intrigados una fotografía; habían encontrado a Rex muerto, el ramo hurtado le servía de almohada, ¿Tendría Rex alma humana?

Jorge Enrique Rodríguez.

13 de julio de 2014.

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